El problema de la moda rápida se acelera rápidamente. Solo en el Reino Unido, la gente compra cinco veces más ropa que en la década de 1980, y la industria mundial de la moda es ahora responsable del 10% de las emisiones globales anuales de carbono. Pero también está aumentando el número de ideas para solucionarlo.
A la caza de ideas se encuentra la European Social Innovation Competition. Creada por la Comisión Europea, esta competición se organizó originalmente hace ocho años en memoria de Diogo Vasconcelos, un político portugués líder en innovación social, conocido por su grito de guerra “¡Tenemos que arreglar el futuro!” Se pide a personas de todos los países de la UE y de los países asociados al Horizonte 2020 que encuentren soluciones a los problemas que afectan a la sociedad actual.
La edición 2020 del Concurso invita a personas de Europa y más allá a “reimaginar la moda”. Detrás de la industria de la moda hay un sistema vasto y complejo, que va del campo a la fábrica y al desfile de moda antes de que la ropa llegue a nuestros armarios. El daño que puede causar a los ecosistemas, al clima, a las comunidades locales y a quienes trabajan en las fábricas nos ha llevado a todos a pensar de manera diferente sobre cómo y qué estamos comprando. Pero también ha despertado la imaginación de quienes están decididos a solucionar estos problemas, a encontrar formas nuevas y creativas de hacer ropa para que podamos volver a alegrarnos con la moda, sin preocupaciones.
Este año, llegaron casi 800 solicitudes de 39 países, en 19 idiomas diferentes. A partir de esta serie de ideas imaginativas, un panel de expertos seleccionó a 30 candidatos para llegar a las semifinales. El jurado de la competición de este año incluye innovadores sociales y expertos en moda sostenible y en negocios de impacto.
Los 30 semifinalistas recibieron un asesoramiento personalizado en línea con expertos para promover el desarrollo de sus ideas. Esto incluye la academia de innovación social del concurso, un evento de capacitación de varios días que conecta a los semifinalistas con una comunidad más amplia de innovadores sociales europeos a través de una serie de presentaciones y talleres específicos, que este año se llevaron a cabo en línea.
Desde entonces, han estado trabajando para desarrollar aún más sus ideas. Los semifinalistas presentaron sus planes de desarrollo en agosto y en septiembre el panel del jurado se reunió una vez más para identificar a los diez finalistas, anunciados el 21 de septiembre: ¡descubre quiénes son aquí! En noviembre, tres ganadores recibirán la cantidad de 50.000€ cada uno para ayudar a hacer realidad su idea.
Además, en 2021, los 30 semifinalistas tendrán la oportunidad de ganar un “premio de impacto” por separado de 50.000€. El premio reconoce y premia al semifinalista que puede demostrar un mayor impacto de su proyecto en el transcurso del año anterior.
La Comisión ha dado la bienvenida a los participantes que están aplicando su imaginación en cualquier aspecto de la producción, el consumo y el final de la vida útil de la ropa, desde los materiales hasta la fabricación y desde los productos químicos hasta el consumo. Esto podría incluir reducir la huella de carbono o química de la ropa, hacer que la moda sea más accesible y justa, o cambiar nuestros hábitos de compra de ropa para que sean más sostenibles. Es importante destacar que las ideas enviadas deben ser replicables más allá de la competición, por lo que su impacto puede multiplicarse a nivel local, nacional o internacional.
Al explorar los talentos de resolución de problemas de los participantes de este año, surgieron seis temas que pueden ayudar a dar forma a cómo entendemos el nuevo futuro de la moda.
El futuro de los tejidos sostenibles
Las fibras y telas que se utilizan para fabricar nuestras prendas favoritas tienen un gran potencial para la transformación de la industria de la moda. Desde el consumo de agua y la contaminación hasta el uso excesivo de la tierra y los sintéticos que viven para siempre, pueden contribuir a problemas desde el principio hasta el final del ciclo de vida de la ropa.
Los semifinalistas de 2020 han ideado alternativas respetuosas con el medio ambiente, basadas en la utilización de materias primas originales y maravillosas como hongos (MycoTEX), papel (Pulp Fashion) y cáñamo (Hempcell).
Theresa Jentzsch fundó ALMA, una empresa de cuero vegano que utiliza manzanas y algas para crear una alternativa de cuero sin plástico e hiper-sostenible. “Hay mucho estigma en torno a las telas sostenibles y su apariencia; las opciones no suelen ser muy buenas. Una cosa que quería lograr con mi empresa era proporcionar productos éticos que se vean elegantes, para que no tengas que sacrificar tus gustos al elegir moda ética.”
►► Escucha a estos cinco semifinalistas hablar sobre la creación de prototipos, las cremalleras que desaparecen y los uniformes de bomberos.
A por el verde
Cuando se trata de actualizar nuestros armarios, comprar más por menos se ha convertido a menudo en la norma: un apetito creciente que se satisface con algunos sitios web de moda rápida que suben un promedio de 116 nuevos estilismos cada día.
Pero hay diferentes formas de disfrutar de la moda sin tener que consumir más. Los semifinalistas incluyen Swap Shop, que organiza fiestas donde las personas pueden intercambiar ropa que significa algo para ellos; la aplicación Shuffle Swaps, que vendría a ser un “Tinder-para-ropa”; un impermeable circular duradero y rentable ofrecido por BYBROWN; y RE-NT, que utiliza inteligencia artificial y blockchain para hacer que la ropa sea circular.
Metka Magdalena Sori de Swap Shop explica: “Comprar ropa nos ofrece una especie de ilusión instantánea de felicidad, una satisfacción que dura solo unas pocas horas. Con Swap Shop intentamos crear experiencias alegres, donde la gente pueda compartir historias sobre la ropa. Este concepto de tener varios propietarios temporales de ropa podría cambiar por completo la relación que tenemos con la moda”.
►► Escucha a estos cuatro semifinalistas discutir sobre el poder de los hábitos de compra y cómo mantenerse seco de manera sostenible.
Tecnología a la moda
La tecnología no es necesariamente una solución en sí misma, pero aplicada con imaginación puede cambiar la forma en la que se fabrica, vende y usa la ropa.
Los semifinalistas de este año han ideado soluciones tecnológicas que pueden evitar los residuos y reducir la compra y la fabricación de ropa. MYFACTORI usa inteligencia artificial para limitar el exceso de producción, mientras que Snake usa realidad aumentada para reducir la demanda de ropa física. Para ayudar a las personas a comprar de manera más inteligente en lugar de más rápido, Choozfit ofrece recomendaciones personales que ayudan a las personas a encontrar estilos sostenibles que se adapten a ellos y Senstile usa IA para hacer que la moda en línea sea táctil, de modo que la gente se enamore de la ropa que compra.
Irene Lionetti, que dirige Edith, una aplicación que ayuda a los usuarios a aprovechar al máximo su ropa en lugar de comprar más, dice: “Creo que la tecnología puede desempeñar un papel clave cuando se trata de moda justa porque puede ayudar, en primer lugar, con la reducción del impacto ambiental [de la moda] de diferentes maneras. Con nuestra tecnología queremos asegurarnos de que lo que ya existe se utilice lo suficiente”.
►► Escucha a estos cinco semifinalistas discutir sobre la creatividad, la personalización y las infinitas posibilidades de la ropa digital.
Sastrería transparente
Los participantes de este año han analizado cómo la ropa puede encajar mejor en un ciclo de vida circular en lugar de lineal, que puede ser parte de un proceso regenerativo en lugar de destructivo. Las ideas van desde lo futurista hasta lo tradicional: la tecnología de Fairbrics convierte las emisiones de CO2 de la fabricación de telas en nuevas telas sintéticas, mientras que Vintage for a Cause recicla los residuos textiles y la materia muerta mientras empodera a las mujeres mayores de 50 años a través de clubes y talleres de costura.
WhyWeCraft está explorando cómo devolver las técnicas y diseños textiles tradicionales a la moda contemporánea. Monica Moisin nos cuenta más: “Nuestro proyecto quiere reconfigurar la conexión emocional entre las personas y su ropa inspirándose en la relación que nuestros antepasados tenían con sus prendas”.
►► Escucha a estos tres semifinalistas discutir sobre la ciencia, el propósito social y el inicio de una espiral positiva de cambio.
Cómo ponerse la basura
No, no hablamos de vestirse con una bolsa de basura, aunque eso también puede ser elegante. De los millones de toneladas de ropa que se queman o se depositan en vertederos, una gran parte tiene el potencial de recuperarse y reutilizarse.
Los procesos de reciclaje existentes contribuyen de alguna manera a salvar la ropa de la incineración, pero existe la posibilidad de que rescatar mucha más. Las ideas de los semifinalistas incluyen el nuevo proceso de reciclaje de Kleiderly, que produce un material duradero que puede reemplazar los plásticos a base de aceite; Love your Denim, que repara tejanos viejos o los transforma en hilo reciclable; y Woolways, que está encontrando un hogar para el desperdicio de lana de Rumania.
Rodica Savulescu está detrás de WasteLess Fashion, un programa de educación sostenible que conecta a los diseñadores de moda con las escuelas. “Por lo general, la sostenibilidad se ve como un complemento o algo agradable de tener más que como el punto de partida”, dice. “Y aquí es donde pretendemos cambiar las cosas. El diseño de residuo cero debería ser la norma, no la excepción en la moda. Creemos que la basura de alguien puede ser el tesoro de otra persona y que el desperdicio es probablemente un defecto de diseño que se puede prevenir. Entonces, ¿por qué no hacerlo?”
►► Escucha a cuatro semifinalistas hablar sobre ingeniería química y la verdad sobre el reciclaje.
Ojo con los tintes
Los tintes utilizados para iluminar nuestra ropa pueden dejar algo más que color. Pueden dañar los ecosistemas al hacer que los ríos se vuelvan azules como la tinta, y los productos químicos pueden dañar la piel de los trabajadores, todo mientras crean una enorme huella.
Pero al combinar ciencia y naturaleza, una solución es posible. Vividye ha desarrollado una forma de volver a teñir la ropa para darles nueva vida, mientras que Dyeluxe convierte los residuos alimentarios en tintes de colores brillantes, y los tintes Novel de biofibras pueden teñir la ropa sin agua.
Dian-Jen Lin forma parte de Post Carbon Fashion, que está utilizando la microbiología para teñir la ropa de una manera que no genera residuos y es positiva para el clima. “Estamos tratando de responder a la pregunta: ¿cuál es el papel ecológico de la moda? Y queremos hacerlo desde un lado más positivo, no solo tratando de mitigar y compensar la huella y el posible desperdicio plantando árboles en otro lugar. Estamos tratando de justificar la existencia de la industria de colorantes sostenibles.”
►► Escucha a estos cuatro semifinalistas discutir sobre química, cerrar el círculo y el poder de los pigmentos naturales.
Tanto la industria de la moda como la sociedad civil reconocen la necesidad de adoptar un enfoque más sostenible en la manera en que se producen y consumen los productos de moda.
Como muestra esta competición, cambiar la industria de la moda requiere ideas que sean tan creativas como prácticas. Y solo podemos avanzar con una visión amplia, que abarque las múltiples facetas de un sistema que incluye el medio ambiente, los derechos humanos, la economía y la cultura. Sobre todo, es nuestra capacidad de imaginar un futuro mejor lo que nos llevará a nuevas maneras de hacer moda. Haz clic aquí para compartir tu idea con nosotros.
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El European Social Innovation Competition está dirigido por la Comisión Europea con el apoyo de un consorcio de organizaciones. El consorcio está liderado por Nesta Challenges e incluye a Kennisland, Ashoka España, la Red Europea de Living Labs y Scholz & Friends.