¿Qué es lo que hace que las cosas estén buenas? Esta ha sido la pregunta que se ha hecho Toni Massanés a lo largo de su trayectoria y a la que quiere dar respuestas a través de la Fundació Alícia, centro de investigación culinaria fundado en 2003.

Massanés empezó a estudiar en una escuela culinaria cuando ser chef no era una profesión cool. No existía Instagram, ni Facebook, ni TripAdvisor, pero llegó la fama de El Bulli y su pequeño centro de investigación, que cambiarían el paradigma de la gastronomía en todo el mundo. Se abrió la puerta de la creatividad y nació una revolución gastronómica en la alta restauración. Massanés quiso investigar qué era lo que el chef Ferran Adrià hacía distinto a los demás, y escribió sobre investigaciones gastronómicas y técnicas culinarias en varios medios (entre ellos, los primeros números de la revista Cuina) mientras abría un pequeño restaurante.

Paralelamente, se restauró el monasterio milenario de Sant Benet de Bages para desarrollar el proyecto cultural Món Sant Benet, donde Massanés propuso abrir un espacio de creatividad gastronómica I+D, impulsado por Ferran Adrià y Valentí Fuster.

“Queríamos ser un centro para todos, porque todos comemos y cocinamos.”

Con la Fundació Alicía (acrónimo de Alimentación y Ciencia) quiso aunar la creatividad gastronómica con el rigor científico y las herramientas del design thinking para ayudar a las personas a comer mejor (más sano, sostenible y bueno) en su día a día, fuera cual fuese su situación vital, convirtiendo platos creativos y buenos en una ayuda para personas con intolerancias o enfermedades. “Las cosas deben ser buenas no solo en el aspecto gustativo, sino también en los aspectos alimenticios, nutritivos y en el sentido ético.”

Un aspecto importante del método de la Fundación es el trabajo con herramientas que estén al alcance de cualquiera, que sean prácticas y económicas para poder trasformar nuestros alimentos. Un ejemplo es el uso del microondas en muchas de sus dietas, una herramienta clave para la gente mayor.

KETO es otro de sus proyectos de investigación con el que han creado una dieta apetitosa y buena para niños con epilepsia refractaria, en la que consiguen incorporar un 90% de lípidos necesarios para mejorar la condición gracias a la relación entre alimentación y ciencia.

El equipo de la fundación cuenta con la participación de químicos, tecnólogos, nutricionistas, ingenieros, agrónomos, pero también de antropólogos e historiadores, creando así un centro de investigación en el que cocineros y científicos trabajan conjuntamente de forma transdisciplinar en todas las áreas de la alimentación.

Con los años han ido desarrollando un método propio único y pionero en el mundo para crear conocimiento culinario con el que todo el mundo pueda comer mejor.

AcciónAtlas: Visita la Fundació Alícia.