Aprender a comer con los cinco sentidos

TastEd
Reino Unido (Lincolnshire)

? ►Evento Atlas: Conoce a Bee Wilson, cofundadora de TastEd y una de las autoras más influyentes del Reino Unido, en el festival Fixing the Future.

Muchos niños se resisten a probar nuevos alimentos y a algunos padres conseguir que su hijo coma sano les parece una misión imposible. Tarea, por cierto, con la que muchos colegios también deben lidiar. En Reino Unido, uno de cada cinco niños tiene sobrepeso u obesidad cuando empieza la primaria; al acabar, la cifra aumenta a uno de cada tres.

Sin duda, las causas de la obesidad infantil son complejas, pero tampoco ayuda, como dice Jason O’Rourke, director de Washingborough Academy en Lincoln  (Reino Unido) que “durante la escuela primaria no se de ningún valor a la alimentación”. Sin embargo, Jason está fervientemente convencido de que la educación alimentaria puede ser una excelente oportunidad para mejorar no solo la salud de los niños, sino también su aprendizaje y, al mismo tiempo, para fomentar valores ecológicos. En este sentido, Washingborough Academy es todo un referente.

Si bien muchas escuelas se especializan en temas tecnológicos, Jason se dio cuenta de que la educación alimentaria podía acelerar el aprendizaje, puesto que “todos los niños se relacionan con la comida, ya sea de forma positiva o negativa”, y esta experiencia común constituye una base fantástica desde la cual enseñar.

Por lo general, la educación alimentaria ofrece habilidades básicas para preparar algunos platos, pero cuando los alumnos y a veces también los profesores conocen pocos alimentos y sus gustos son limitados, esto es insuficiente. A menudo hay que superar pautas de comportamiento adquiridas fuera de la escuela, no solo de los niños, también de muchos adultos que no tienen una relación sana y placentera con la comida.

Tampoco ayuda que en la dieta de los más pequeños predominen platos procesados ​​y precocinados. Jason cuenta que en su escuela muchos alumnos se dejaban el muslo de pollo a medias. Cuando se puso a investigar por qué, descubrió que esos niños no habían visto nunca la carne junto al hueso, ya que solo consumían pechuga, nuggets y otros procesados. Se comían el muslo de pollo como si fuera una piruleta y, cuando tocaban el hueso, pensaban que ya se lo habían acabado. En cuanto les enseñaron cómo comerlo, el muslo de pollo se convirtió en uno de sus platos favoritos. “Aprender a comer es más importante que aprender a cocinar. Si consigues lo primero, lo segundo llega de una manera más natural”, sostiene Jason.

Basado en el método Sapere de educación sensorial, TastEd quiere conseguir que los niños amplíen la gama de alimentos que conforman su dieta, sin dejar de respetar sus gustos individuales. La historiadora y escritora especializada en alimentación Bee Wilson, autora de El primer bocado: cómo aprendemos a comer, y cofundadora de TastEd, reconoce la necesidad de potenciar el aspecto lúdico de la comida:

“Independientemente de nuestra edad, acostumbramos a comer lo que nos gusta, y nos suele gustar lo que conocemos. Nuestros esfuerzos para que los niños coman sano a menudo fracasan porque predomina el sentido del deber y no se tiene en cuenta el disfrute. No podemos mejorar sus hábitos de alimentación si no les ayudamos a experimentar nuevos sabores”.

El método Sapere (que en latín significa ‘probar’ y ‘saber’) se desarrolló en Francia a manos del científico Jacques Puisais, el primero en impartir clases de educación del gusto. En Suecia y Finlandia se implementó ampliamente– de hecho, en este país la educación sensorial es parte esencial del aprendizaje en la escuela primaria y en la actualidad existe una asociación internacional dedicada a promover este enfoque en toda Europa. Una de las características de Sapere es que promueve la cultura gastronómica local: por ejemplo, en Noruega se da a conocer a los niños el arenque o la mora de los pantanos, dos productos que se estaban perdiendo.

“En TastED tenemos dos reglas de oro – nos explica Bee Wilson -: La primera es no obligar a los niños a probar nada y la segunda, no presionarles para que les guste. Hemos constatado que estas palabras tienen un efecto casi mágico en el aula, porque entonces los alumnos prueban la comida porque quieren y no por obligación”.

En TastEd los niños exploran la comida con todos los sentidos y no solo con el gusto, sin presiones para que lo prueben y sin juzgar sus preferencias. Este enfoque les permite desarrollar una nueva relación con los alimentos. Se invita a los  alumnos a que experimenten las texturas, los olores, las formas, los colores e incluso el ruido que hace un alimento al tocarlo. Estos crean bancos de palabras y describen de manera muy imaginativa lo que ven, escuchan, huelen o tocan, antes de probarlo. “Este enfoque funciona porque los niños tienen una curiosidad innata. Si observan la comida con todos los sentidos, entonces normalmente quieren probarla”, explica Jason. “Si hueles un tomate, es mucho más probable que un día quieras comértelo”, añade Bee.

Cuando los niños deciden libremente dar el primer bocado, se les invita a que sigan pensando de manera descriptiva y comparativa, en lugar de limitarse a valorar si les gusta o  no. Al preguntarles si una aceituna es más dulce que una anchoa te encuentras todo tipo de reacciones.

El enfoque de TastEd es sencillo: hay un manual e ideas y recursos para el aula, que también pueden utilizarse en casa. Sin embargo, la ambición es enorme: conseguir que el Departamento de Educación del Reino Unido implemente TastEd en todos los colegios del país y, de esta manera, se mejore la salud a través de la educación. Como señala Jason: “Saber gramática no te ayudará a vivir más años, pero aprender a alimentarte probablemente sí”.

“Sabemos que las familias con ingresos más bajos destinan un 42% de su presupuesto a la comida, así que alentar a los niños a probar más alimentos puede suponer nuevos desafíos para estas familias”, continúa Jason. Las escuelas deberían garantizar a todos los niños las frutas y las verduras necesarias para una dieta saludable. En Washingborough Academy ya lo hacen.

Actualmente, se está barajando la posibilidad de exportar TastEd a otros ámbitos, como bancos de alimentos o clínicas especializadas en trastornos alimentarios. En Finlandia quieren mejorar la dieta de los mayores de 70 años con el programa Sapere. Sin embargo, en Reino Unido la prioridad es implementar el proyecto en la escuela primaria y analizar su impacto con datos científicos. El tercer fundador de TastEd, el ex profesor Abby Scott, trabaja para integrar algunas de las lecciones esenciales de esta experiencia en el plan de estudios del Reino Unido. Por su parte, la Soil Association está promoviendo TastEd en escuelas con alumnos con pocos recursos en Warwickshire.

El objetivo es claro y Bee Wilson lo resume muy bien: “Queremos que los niños se relacionen con la comida y los sabores de una manera muy distinta, que sean ellos mismos los que quieran comer sano y que puedan trasladar esta actitud a otros ámbitos”.

AcciónAtlas: Independientemente de la edad que tengas, trata tú también de experimentar con la comida con los cinco sentidos: siente la textura de un melocotón, escucha el chasquido del apio, rasga una hoja de menta y percibe su aroma… Y no olvides inscribirte en la página web de TastEd para sumarte a su red de seguidores.

? ►Evento Atlas: Conoce a Bee Wilson en nuestras jornadas Fixing the Future. El precio de la entrada es casi tan atractivo como sus propuestas.

Escrito por

Cathy Runciman, cofundadora del Atlas of the Future (24 enero 2019)

Responsable del proyecto

Bee Wilson, escritora, y Jason O’Rourke, director de Washingborough Academy

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