Reino Unido (Bristol)
¿Te imaginas un mundo en el que los vecinos diseñaran los barrios para satisfacer sus propias necesidades, en lugar de alimentar los beneficios de las inmobiliarias?
Este es el mundo que We Can Make –una colaboración entre el Knowle West Media Centre, un centro de arte digital e innovación social de Bristol (Reino Unido), y White Design, un premiado estudio de arquitectura– está intentando crear con su proyecto de vivienda liderado por los propios ciudadanos. We Can Make trabaja con los residentes de Knowle West, en el sur de Bristol, localizando microespacios –como patios traseros y jardines– en los que se puedan construir viviendas asequibles por y para la gente de la zona.
La iniciativa “surgió de la necesidad y la frustración de la gente” ante un sistema que deja a muchas personas atrapadas en una tierra de nadie, en palabras de su cofundadora, Melissa Mean. Como subraya Mean, para acceder a una vivienda asequible hoy en día “te ves obligado a demostrar desesperadamente que tienes derecho a una vivienda social, o tienes que mendigar, pedir prestado y robar para poner la mayor parte de tu dinero en un depósito”. Habiendo estudiado los graves problemas del sistema, los fundadores de We Can Make se reunieron para encontrar una solución práctica.
En sus propias palabras, “en lugar de limitarse a diseñar viviendas como productos, We Can Make se centra en repensar el marco legal, financiero y político para que los ciudadanos, utilizando sus propios activos y conocimientos, puedan convertirse en promotores”. Centrándose en los “microespacios”, recuperan terrenos no utilizados que suelen estar “fuera del alcance de la industria promotora convencional e incluso de las autoridades locales, debido a su pequeño tamaño, su distribución dispersa y la diversidad de propietarios”. Los propietarios de los terrenos –a menudo familias– aceptan que parte de su jardín, por ejemplo, se utilice como solar. A continuación, el ayuntamiento transfiere el terreno a un fondo comunitario de tierras y la comunidad local establece las normas de desarrollo y uso de ese terreno.
Trabajando a “nivel superlocal”, We Can Make ha simplificado y estandarizado el desarrollo inmobiliario –desde la gestión del terreno hasta el diseño, la financiación y la construcción–, reduciendo así la complejidad, el riesgo y los costes tradicionales asociados a la entrega de viviendas. En su taller local de Knowle West, la organización completa la fabricación in situ de nuevas viviendas, combinando tecnologías de fabricación digital de vanguardia y materiales naturales locales. Como subraya Mean, “la construcción es el sector menos digitalizado del mundo, justo por encima de la agricultura: se trata de una gran oportunidad. El patrón habitual en el despliegue de la innovación tecnológica es que los grandes llegan, roban los puestos de trabajo y se tragan todo lo demás. Pero nosotros estamos poniendo las herramientas en manos de la comunidad y descentralizando para hacer crecer nuestros propios empleos y hogares”.
Para democratizar de verdad el desarrollo, We Can Make sólo trabaja con métodos modernos de construcción: no hay grandes grúas ni interminables láminas de vidrio, sino piezas de madera que pueden montarse in situ o entregarse mediante una furgoneta de transporte o una bicicleta eléctrica. Desde el revestimiento hasta las ventanas y las puertas, todo es personalizable y fácil de construir, para que los residentes locales puedan adaptar las piezas y mantenerlas. La construcción de un activo comunitario –en lugar de un producto cerrado– acaba con la tendencia de la industria de la construcción de viviendas insostenibles que simplemente se demuelen al final de su ciclo de vida. “Nuestra estrategia consiste en mejorar, modificar y adaptar las infraestructuras existentes, densificando los barrios en lugar de demoler y construir otros nuevos”, afirma Mean.
No es de extrañar, pues, que los inmuebles de We Can Make sean también muy sostenibles. Sus dos primeras viviendas, con un bajo nivel de emisiones de carbono, son un 50% más eficientes que las viviendas convencionales de ladrillo, y sus costes de funcionamiento son al menos un 20% mejores que los estándar. De hecho, su prototipo de casa –la unidad TAM– tiene 36 metros cuadrados y se construyó con los mismos estándares que una casa normal en doce semanas a partir de madera y paja comprimida y picada, empleando a los vecinos como parte del equipo de construcción.
Al localizar la producción y poner al mando a las comunidades locales, We Can Make está demostrando que la vivienda puede ser gestionada por las partes interesadas, que no sólo crean viviendas asequibles, sino que también impulsan la cohesión social y la economía local. Como subraya We Can Make, “situar a los ciudadanos en el centro de la inversión en nuevas viviendas mediante el ‘crowdsourcing’ del capital –tierra, mano de obra y dinero– significa que los beneficios pueden devolverse al sistema en forma de más viviendas asequibles y de un dividendo comunitario que puede gastarse en las prioridades compartidas de los vecinos, desde la mejora de los espacios verdes hasta la financiación de las instalaciones locales y el apoyo a los trabajadores jóvenes”.
Sólo en la zona de Knowle West, We Can Make ha localizado casi dos mil microespacios lo suficientemente grandes como para construir viviendas de uno o dos dormitorios. Mean afirma que sólo desarrollando el 10% de estos emplazamientos, ya representaría una nueva e importante oferta de suelo en manos de los ciudadanos. La iniciativa consiguió financiación de Power to Change y de la Nationwide Foundation en 2018 para iniciar el proyecto piloto en Knowle West y han construido sus dos primeras viviendas en 2020-21. Ahora tienen previsto un programa de desarrollo de entre 10 y 20 viviendas al año. También tienen planes para ampliar su taller de fabricación. Los responsables de la iniciativa pretenden replicar la idea de We Can Make en otros barrios, pero no a gran escala. Mean explica: “La gente nos dice ‘esto podría ser masivo’, pero para mí, lo próximo grande que hagamos van a ser un montón de cosas pequeñas. La vivienda comunitaria es un movimiento en crecimiento y su riqueza está en su diversidad; su escala también estará en su diversidad”.
AcciónAtlas: We Can Make aspira a aplicar su modelo en diferentes lugares, así que si tienes una idea, un lugar o un barrio donde aplicarlo, ¿por qué no intentas adaptar y adoptar su visión comunitaria para el desarrollo de tu zona?
?️ Evento Atlas: Conoce a Melissa Mean de We Can Make en el festival Fixing the Future.
Responsable del proyecto
Melissa Mean
Apoya al Atlas
Queremos que la web del Atlas of the Future y nuestros eventos sigan disponibles para todos, en todas partes y para siempre. ¿Quieres ayudarnos a difundir historias de esperanza y optimismo para crear un mañana mejor? Si puedes ayudarnos, te agradeceremos cualquier donación.
- Por favor, apoya al Atlas aquí
- ¡Gracias!