Un nuevo lugar de encuentro está incorporando la cultura del ciclismo a la vida cotidiana en Túnez, con ciclistas que desafían las normas de género.

“Ir en bicicleta sigue siendo un sueño de infancia incumplido para muchos tunecinos.”

Mientras los lujosos palacios de Dar Hussein y Dar Lasram hablan del glorioso pasado de Túnez, el Dar El Bisklette (Casa de bicicletas), bastante más humilde, ofrece una ventana al futuro verde de la ciudad. Ubicado en el centro, este lugar pensado para entusiastas de las bicicletas es solo una de las iniciativas de la organización sin ánimo de lucro Vélorution Tunisie, que lucha contra la contaminación y el cambio climático.

Desde 2017, Vélorution Tunisie ha estado creando conciencia sobre los beneficios del ciclismo para la población organizando paseos de protesta y solicitando a las autoridades locales que protejan a los ciclistas en las caóticas carreteras de Túnez. La respuesta ha sido abrumadoramente positiva, desde los estrechos callejones del país hasta los pasillos de poder del gobierno.

La organización fue creada justo después de la revolución democrática que derrocó al dictador Ben Ali en enero de 2011. Desafortunadamente, tras algunas salidas, la asociación se paralizó. Pero en 2017, un nuevo equipo se hizo cargo y relanzó Vélorution Tunisie, que ahora tiene cientos de miembros.

La larga lista de problemas en el transporte de Túnez se cernía sobre ellos. “Moverse por la ciudad no debería ser un desafío diario, ni siquiera una tortura”, dice Stephanie Pouessel, cofundadora de Vélorution Tunisie. “Pero los tunecinos estamos abrumados por los atascos, por su ruido y su contaminación dañina”. La ciencia respalda estas observaciones: décadas de rápida urbanización han hecho aumentar la congestión del tráfico en las principales ciudades de Túnez, arrojando ruido y cantidades insostenibles de gases contaminantes al aire. Esta tendencia destructiva continuará hasta que los urbanitas tunecinos encuentren una alternativa viable a los viajes en automóvil.

Vélorution Tunisie protesta contra la lamentable infraestructura de Túnez para ciclistas y peatones mediante la celebración de manifestaciones mensuales. Durante estos eventos, grandes grupos de ciclistas recorren juntos las calles principales de una ciudad, ofreciéndose unos a otros seguridad frente a los automóviles y otros vehículos de motor. Pouessel quedó gratamente sorprendida por la reacción del público a las primeras concentraciones. “Tan pronto como lanzamos el movimiento, literalmente cientos y cientos de tunecinos se unieron a nosotros”, recuerda con orgullo. “¡Fue realmente asombroso!”

Desde entonces, Vélorution Tunisie ha canalizado esta emoción en una vertiginosa variedad de proyectos que promueven el ciclismo. Se abrió una escuela de bicicletas, que ya ha enseñado a ir en bici a más de 500 tunecinos. Dar El Bisklette ofrece una sede para que los ciclistas de Túnez se reúnan, almacenen sus bicicletas y hagan reparaciones.

Varias iniciativas involucran directamente a las autoridades públicas para garantizar que las actividades de Vélorution Tunisie tengan un impacto duradero. El equipo está trabajando con el municipio de l’Ariana para diseñar un carril bici de 2,5 kilómetros a su alrededor. Los voluntarios también están llevando a cabo programas de divulgación en las escuelas secundarias de todo el país, mostrando a los jóvenes tunecinos por qué montar en bici es una buena idea.

Para sus proyectos a gran escala, Vélorution Tunisie ha recibido financiación del PNUD, el Institut Français de Tunis, el Goethe Institut y el Fondo de Canadá para iniciativas locales. El equipo ya genera ingresos a partir de rutas en bicicleta y lecciones de equitación. Todas las ganancias, por supuesto, se reinvierten en sus proyectos de promoción del ciclismo.

La ganancia económica no entra en la ecuación de los apasionados miembros de Vélorution Tunisie. Según Pouessel, la mayor recompensa es ver cómo el ciclismo puede ampliar las posibilidades de las personas. Con el apoyo de Vélorution Tunisie, un grupo de jóvenes desfavorecidos ha adoptado una nueva “forma de vida en bicicleta”, ofreciendo lecciones de ciclismo y seguridad vial. Además, un número cada vez mayor de mujeres puede ahora evitar el acoso en el transporte público viajando sobre dos ruedas.

Para muchos otros, una introducción al ciclismo puede no ser tan transformadora, pero de todos modos es increíblemente satisfactoria. Pouessel comenta: “Una de las cosas que hemos aprendido es que ir en bicicleta sigue siendo un sueño de infancia incumplido para muchas personas de Túnez”.

AcciónAtlas: Encuentra más información sobre Vélorution Tunisie a través de su web, Facebook e Instagram.

David Wood és un escritor ‘freelance’ e investigador de Beirut.