Cataluña (Barcelona)
The Artivist Network reúne a activistas de las artes y facilitadores para imaginar un futuro mejor.
En Atlas of the Future, a menudo hemos analizado cómo las artes y la cultura pueden tener un impacto positivo en el mundo, desde inspirar acciones relacionadas con la emergencia climática a través del espectáculo público, usar el arte para comprender cómo trabajamos, hasta explorar la justicia climática a través de la danza. Esta semana ponemos el foco en un colectivo de activistas de las artes y facilitadores que centran su trabajo en la justicia climática.
The Artivist Network apoya a los organizadores y movimientos para involucrar más estratégicamente a las artes, los artistas y la cultura en la creación de un cambio de sistema. Creen que la innovación, el intercambio y la divulgación pueden conducir a nuevas formas de intervención política.
Y se necesitan drásticamente nuevas formas. Como dice Kevin Buckland, miembro de la red con sede en Barcelona, “nada de lo que estamos haciendo para frenar el cambio climático está funcionando. Hay que ser creativos e ir más allá del activismo de siempre y replantearnos qué necesitamos para cambiar la cultura humana, no solo la política”.
¿Y cómo se hace esto? The Artivist Network se enfoca en empoderar a activistas y artistas con nuevas habilidades, redes, tácticas y formas de intervención política. Trabajan en la justicia climática, organizándose para que su potencial provoque un cambio profundo, estructural e interseccional.
Tienen toda una gama de actividades, como talleres, formaciones e intervenciones performativas. Un ejemplo de ello es el proyecto “Expect the Unexpected” [Espera lo inesperado], un espectáculo individual de 30 minutos que sumerge al público en un mundo multimedia para conocer a Ende Gelände, un movimiento de desobediencia civil que ocupa minas de carbón en Alemania para concienciar sobre la justicia climática.
El espectáculo comparte experiencias viscerales con su audiencia: el revoloteo de mil personas corriendo hacia el polvo de la mina de lignito más grande de Europa, el miedo de enfrentarse a las líneas policiales que cargan, la alegría de encontrar a compañeros perdidos y la pasión que motiva a quienes usan sus cuerpos para bloquear las vías del tren. Utiliza su formato inmersivo para involucrar directamente a la audiencia en los procesos de toma de decisiones de grupos afines de manera horizontal, lo que permite a los espectadores ver no solo qué hay detrás de la acción, sino también qué hay detrás de su organización consensuada.
También han organizado espacios artísticos descentralizados en torno al proceso climático de la ONU entre Indonesia, Malasia y Polonia, viajes acuáticos por el río Hudson en EE. UU. con reuniones comunitarias, actuaciones y fiestas, e intervenciones artísticas y formación para manifestaciones climáticas en Barcelona.
Según The Artivist Network, la interfaz del arte y el activismo tiene un gran potencial para visualizar y contar nuevas historias, desafiar y subvertir las narrativas dominantes, y atraer a nuevas personas activamente a la organización de movimientos. Como dice Kevin:
“Los artistas tienen experiencia en crear cosas y poner nombre a ideas que aún no existen. Queremos recordarle a la gente que el futuro es inimaginable y que la curiosidad debe guiar nuestra creación de lo que es posible dentro de ese terreno inimaginable”.
Ser capaz de imaginar algo debe ser lo primero, antes de que pueda existir en la realidad; en otras palabras, primero debemos imaginar una nueva forma de hacer las cosas antes de que podamos hacer que sucedan. The Artivist Network, por tanto, utiliza “la narración de historias para abrir espacios culturales de futuros mejores, con la intención de que la política le siga”.
La narración de historias puede ser también una forma de conectarse más con la forma en que se estructura una sociedad y la forma en que funciona. Por ejemplo, Kevin explica que “narrar la historia de las personas y los lugares que hay detrás de la compleja existencia material de nuestro(s) mundo(s) nos permite visualizar las muchas formas en que nuestras sociedades son cómplices de las injusticias, al mismo tiempo que agrega valor al mundo colocando objetos en su verdadero contexto”.
¿Y cómo es esto en la práctica? Kevin explica que son los momentos ‘bombilla’ los que lo mantienen inspirado con este trabajo.
“Cuando uno se involucra en el activismo artístico, siempre existen estos momentos en que se crea algo nuevo, o ves a personas experimentar algo que no creían posible. Desde viajes de tres semanas en canoas de papel maché hasta el uso de inflables a gran escala para resistir a la policía antidisturbios, hemos tenido el privilegio de ver la chispa de “no creía que esto fuera posible” en los ojos de miles de personas. Esa chispa de curiosidad es precisamente la emoción que necesitamos conjurar mientras juntos (re)imaginamos nuestro(s) futuro(s) colectivo(s)”.
La red va viento en popa y en septiembre tienen su primer congreso internacional, que reunirá a artivistas, activistas del arte y comunicadores creativos que trabajan por la justicia climática.
Su siguiente paso es lanzar un mapa internacional de artivistas, diseñado para ayudar a conectar a los artivistas entre ellos, así como para ayudar a las ONG y los movimientos a encontrar artivistas que trabajen en su región, en su tema o medio. ¡No os lo perdáis!
AtlasAction: Puedes apoyar a The Artivist Network suscribiéndote a su boletín informativo o situándote en su Artivist Map. También puedes seguirlos en Instagram, Facebook, Twitter y YouTube.
Nota editorial: La red tiene sede en diferentes lugares, entre ellos Malasia, Barcelona y Budapest, pero se ha asignado Barcelona por ser uno de los lugares clave.
Responsable del proyecto
Kevin Buckland, miembro de la red
Colaboradores
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