La energía de las olas se está aprovechando para hacer crecer hermosos arrecifes artificiales de coral que protegen la costa y la vida marina.

Las costas y las playas son paisajes dinámicos y vivos. Avanzan o retroceden cuando la arena es arrastrada por el viento o golpeada por olas destructivas; los bancos de arena y los estanques surgen y desaparecen; y las dunas se encogen y migran. A causa del cambio climático, las tormentas son cada vez más frecuentes y feroces, lo que lleva a la erosión acelerada de las costas. Esto hace que muchas comunidades costeras sean cada vez más vulnerables a inundaciones y daños.

Los métodos existentes para proteger las costas (malecones, revestimientos y diques) son costosos, implican el uso de demasiado hormigón y tienen un impacto negativo en el paisaje. Por el contrario, los arrecifes son una solución natural y sostenible. Sin embargo, el aumento de la temperatura y la acidez del agua están provocando el blanqueamiento de los corales y, en última instancia, su muerte. Cuando los corales están estresados, expulsan las algas simbióticas que viven en sus tejidos, lo que hace que se vuelvan completamente blancos. Lamentablemente, el mundo ha perdido más de la mitad de sus arrecifes, que son el refugio de una cuarta parte de todas las especies marinas conocidas.

Pero existe una solución digital de alta tecnología que puede hacer crecer nuevos y hermosos arrecifes de coral, imitando la naturaleza; utilizando minerales presentes en el agua del mar y energía renovable para proteger las costas de la erosión. CCell está aprovechando el poder de las olas para producir electricidad, que utilizan para hacer crecer arrecifes de coral artificiales. Al crecer más rápido que de manera natural, es una solución sostenible y duradera que ofrecerá protección al litoral, mejorará los ecosistemas marinos y promoverá el turismo.

Esta es la primera protección costera de base ecológica del mundo impulsada con energía renovable. Fue creada por el consultor hidrodinámico e ingeniero civil Will Bateman aprovechando el poder de la naturaleza, creando un rompeolas que protege las costas de la erosión y contribuye al mantenimiento de las playas.

“Cualquier nadador habrá observado que, bajo las olas, las partículas de agua se mueven en órbitas: hacia la orilla debajo de una cresta y luego de regreso hacia el océano abierto en un canal”, explica Bateman. “Nuestro dispositivo CCell aprovecha el movimiento de sobretensión dentro de las olas mediante una gran aleta curva. El movimiento de esta aleta se utiliza para impulsar una bomba, que puede utilizarse para bombear un fluido o para alimentar un generador eléctrico.”

Este diseño biomimético simple y resistente, incluye una paleta curva ultraligera que es capaz de soportar condiciones extremas, aprovechando la energía de las olas para generar electricidad. Una vez que CCell-Wave ha capturado la energía de las olas, pequeñas corrientes eléctricas extraen minerales (principalmente carbonato de calcio) del agua de mar para formar rocas alrededor de los marcos de alambre de acero colocados en el lecho marino. Esta técnica “electrolítica” hace crecer arrecifes artificiales que proporcionan una base sobre la que cultivar corales a un ritmo acelerado.

La combinación de mapas batimétricos en 3D, modelos climáticos globales y datos procedentes de boyas locales se utiliza para desarrollar un modelo numérico sobre las olas y las corrientes de la zona. El equipo se monitorea de forma remota a través de un enlace móvil 3G, que permite a los ingenieros ajustar la energía del arrecife y monitorear el estado de las paletas.

En 2020, CCell fue aceptado en la Alianza Mundial de Soluciones Eficientes de Solar Impulse, uniéndose a la lista de las 1.000 soluciones globales que cambiarán el mundo con una infraestructura más sostenible.

CCell ofrece una solución natural que transformará la industria tradicional de la protección de costas. La visión de Bateman es única, porque no solo aborda un importante problema para la biodiversidad, sino también el problema de la resiliencia costera. Además, ayuda a mantener las playas y crea nuevos y emocionantes lugares de buceo, lo que también ayuda a promover el ecoturismo.

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