Egipto (el Cairo)
Las suaves, sedosas y largas fibras de algodón egipcio de alta calidad (ELS, por sus siglas en inglés) son ideales para la producción de prendas íntimas y medias de alta gama, y se consideran una de las partes más preciadas y preciosas de este llamado “oro blanco”, valorado por su resistencia, su aspecto limpio y porque no tienen impurezas.
Si bien el algodón egipcio está en gran parte libre de organismos genéticamente modificados, el objetivo es asegurarse de que siga siendo así. Pero poner la producción de algodón en línea con los estándares ambientales mínimos es una tarea difícil. Es por eso que el productor italiano de hilos Filmar, que durante mucho tiempo compró algodón en Egipto, ha creado un nuevo proyecto de comercio justo en colaboración con Alexbank de Intesa San Paolo Group y el Ministerio de Agricultura de Egipto.
La iniciativa Cottonforlife consiste en un programa de cinco años entre Brescia y El Cairo para apoyar a los agricultores egipcios en el cultivo orgánico local de Giza 45 y su valioso hermano Giza 87, para impulsar su comercialización y ayudar a las comunidades locales. Son las fibras de algodón de mayor gradación entre los algodones egipcios: las más largas, finas, fuertes y uniformes.
Filmar se asegura de que el algodón orgánico se cultive sin el uso de pesticidas o productos químicos tóxicos. El uso del agua es limitado, y la cadena de suministro y los procesos industriales son monitorizados y certificados por autoridades independientes reconocidas internacionalmente: “El enfoque está en el planeta, las personas y las ganancias”, dice el director general de Filmar, Marco Marzoli. “Esta es la materialización de un sueño. Cuando decidimos lanzar este proyecto, recientemente habíamos completado nuestra cadena de producción en Egipto, de la que ahora tenemos el control total. En este momento, probablemente somos la única compañía en el mundo que controla todas sus materias primas”.
Cottonforlife se asegura de apoyar también a las comunidades agrícolas locales, especialmente las mujeres (que constituyen la mayor parte de los recolectores de algodón) y los jóvenes. Junto con el Ministerio de Educación Técnica, se anima a las madres a enviar a sus hijos a la escuela, donde experimentan con el cultivo de algodón orgánico y se les forma en técnicas para ayudar a proteger el medio ambiente local.
“La moda sostenible no es solo una moda”, añade Marzoli. “Es necesaria porque tiene sentido comercial. No es solo marketing. Usas menos químicos, agua y energía, y en este negocio la sostenibilidad no es un límite, sino un activo, un valor”.
Carry y Orsola de Fashion Revolution incluyeron a Cottonforlife en su AtlasChart Top 5, un viaje a través de los proyectos favoritos de los fundadores, desde Irlanda hasta Bangladesh.
Responsable del proyecto
Marco Marzoli, director general de Filmar
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