España (Madrid)
El colectivo de artistas Basurama hace un uso creativo de los residuos para repensar nuestra relación con formas de vida insostenibles.
Basurama es un colectivo de artistas dedicado a la investigación, creación y producción cultural y ambiental, cuya práctica gira en torno a la reflexión sobre la basura, los residuos y la reutilización en todos sus formatos y significados posibles.
Fundada inicialmente en la Escuela de Arquitectura de Madrid en 2001, Basurama estudia la producción masiva de residuos, reales y virtuales, y produce alternativas creativas que despiertan diferentes formas de pensar y actitudes alternativas al consumo. El objetivo es no solo desafiar la forma en que usamos los recursos, sino también cuestionar nuestra forma de pensar, trabajar y percibir la realidad.
Basurama ha desarrollado más de 100 proyectos en cuatro continentes, y ha trabajado en actividades como talleres, presentaciones, conciertos, proyecciones y publicaciones. También busca establecer una plataforma para conectar personas de diversos contextos sociales, convirtiéndose así en un nodo creativo y un espacio de encuentro.
La integrante del colectivo Mónica Gutiérrez Herrero explica que la filosofía que impulsa a Basurama es la importancia de aprender haciendo, divirtiéndose, jugando y experimentando. A través de este proceso, Basurama busca convertir lo invisible –la basura, el conocimiento implícito o las relaciones– en más visible y utilizarlo como herramienta de reflexión.
¿Qué tipo de futuro están tratando de crear? Un futuro mejor para todos. Como explica Mónica:
“Vivimos, como bien sabemos, en un modelo capitalista y cada vez más hiperindividualizado; nuestro objetivo en Basurama es generar un espacio de desvinculación de este modelo que nos permita pensar en alternativas al mismo. Creemos en el arte como una herramienta de cambio social, pero también que para conseguir ese cambio hay que fortalecer y recuperar los lazos de cooperación y convivencia que se han ido diluyendo en la construcción de la sociedad”.
Una gran parte del trabajo de Basurama se centra en el proceso y no solo en los resultados (como una exposición). Para ellos el arte y la cultura vienen de la comunidad, no solo de artistas o instituciones. Como resultado, a menudo trabajan con una variedad de personas, desde los limpiadores y los guardias de seguridad en el contexto de un museo (para obtener basura para un proyecto, por ejemplo) hasta la gerencia. Este enfoque permite que muchas personas se involucren en el proyecto y genera un debate muy diferente. A menudo, cuando se les dice que cierto enfoque no es posible, no lo ven como algo negativo, sino como una oportunidad para cambiar de punto de vista. Este es el cambio de actitud que también debe ocurrir en una escala más amplia: para hacer la transición hacia una nueva forma de hacer las cosas, debemos cuestionar la forma en que hacemos las cosas ahora.
Uno de sus proyectos clave es Autocoles, que ha sido seleccionado por UN-HABITAT como la Mejor Práctica Innovadora en educación sobre residuos. El proyecto, que comenzó en 2014 en Madrid, transforma los espacios exteriores de las escuelas públicas para hacerlos más verdes y más equitativos. Mediante el uso de material reciclado y la participación de niños y niñas de diferentes clases, el proyecto transforma sus espacios comunes para que sean más que un lugar para que algunos niños practiquen deporte.
“Son el primer espacio público en el que nos relacionamos, y donde empezamos a establecer relaciones sociales fuera de nuestras familias”, explica Mónica, pero “están diseñados desde una perspectiva que genera una desigualdad tremenda… en términos de género y edad”.
Basurama utiliza materiales encontrados para su trabajo en estos espacios compartidos, y ha puesto a disposición de otros sus procesos para adaptarlos, a través de su libro Patios Silvestres (con recomendaciones para el diseño de espacios exteriores en las escuelas) o a través de sus manuales que explican cómo construir parques infantiles con material usado.
Para Mónica, detrás de este trabajo está la importancia de repensar el modelo actual:
“La definición general de justicia climática, desde mi punto de vista vuelve a poner al ser humano en el centro del todo y cada vez más creo que hay que empezar a pensar en soluciones más simbióticas… soluciones que se basen en colaboraciones entre especies y que permitan aprender del entorno que nos rodea. Otras formas de evolución, de desarrollo no basadas en el crecimiento permanente”.
Entonces, ¿cómo podemos “arreglar el futuro”? Imaginando utopías. Re-imaginando. Construyendo colectivamente. Reutilizando. Creando simbiosis conscientes que alejen el futuro de un imaginario antrópico.
AtlasActions ► Inspiraros para repensar el papel de los residuos en vuestra vida siguiendo el trabajo de Basurama en Facebook, Twitter o Instagram.
Responsable del proyecto
Mónica Gutiérrez Herrero, miembro del colectivo
Colaboradores
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