Austria (Viena)
“El futuro que estamos intentando crear es un futuro en el que las personas puedan encontrar tiempo para conectarse, para luchar por un mundo más habitable y más justo”.
Los vuelos baratos y las carreteras bien comunicadas en gran parte de Europa han hecho que los viajes internacionales sean más accesibles, pero cada vez hay más llamadas a repensar el papel de los desplazamientos rápidos en el contexto de la emergencia climática. La idea de viajar a un ritmo más lento va ganando terreno desde hace un tiempo. Por ejemplo, el coreógrafo de renombre internacional Jérôme Bel declaró en 2019 que no volvería a coger aviones por trabajo, hecho que generó debates sobre qué impactos tendría esto en las regiones peor conectadas. Pero más que un simple cambio en el modo de transporte, debemos pensar en cómo la manera en que viajamos tiene efectos sobre nuestro futuro en el planeta.
Caminar es el máximo ejemplo del slow travel [viajar despacio] que es posible para casi todo el mundo, y como explican los Wanderers of Changing Worlds [caminantes de mundos cambiantes], en una sociedad acelerada y centrada en el crecimiento, “caminar significa embarcarse en un viaje colectivo hacia un futuro desacelerado, justo, solidario y socioecológicamente respetuoso para todos los seres vivos”.
Los Wanderers son el equipo de jóvenes académicos, activistas, artistas, y (lo más importante) amigos detrás de Climate Walk, un proyecto de investigación, educación y arte multimedia que recorre Europa para entender las experiencias regionales del cambio climático. El grupo explica que escogieron la opción de caminar porque “caminar fomenta la atención, hace que experimentes lo que significa vivir en entornos que ya están cambiando, hace que seas consciente de las señales grandes y pequeñas del cambio climático”, en lugar de simplemente pasar por encima paisajes con el objetivo de llegar a algún lugar lo más rápido posible.
Actualmente, unas 15 personas trabajan en el proyecto, en sus diferentes dimensiones: planificación de rutas, investigación, educación y talleres, arte multimedia y sensibilización. A partir de junio de 2022, Climate Walk recorrerá 18 países europeos. Tienen previsto conectar a personas, comunidades locales y organizaciones nacionales e internacionales, reuniéndolas a través de talleres a lo largo del camino.
En cada etapa del proyecto, las comunidades locales pueden decidir cómo será el proyecto y cómo se involucrarán. Los Wanderers enfatizan que, dado que su proyecto está centrado en las personas y es participativo, “son las personas las que tienen la última palabra en las historias que compartimos y reexplicamos”.
Hay dos equipos de caminantes, uno con salida desde el cabo Norte (Noruega) el 5 de junio y otro desde el cabo de la Roca (Portugal) el 1 de septiembre. Los equipos compartirán sus distintas experiencias entre el norte y el sur de Europa, y cada uno de ellos registrará su viaje y observaciones para compartirlo con un público más amplio a través de las redes sociales y multimedia. Los dos grupos finalmente se reunirán en Viena en abril de 2023 y luego compartirán los conocimientos locales y las mejores prácticas europeas, para alentar a las personas a colaborar y luchar juntas contra la crisis climática.
La caminata se suma a la experiencia de los Wanderers, con una edición anterior en Austria en 2021. Su enfoque es escuchar las perspectivas locales, aprender de ellas, y conectar todas estas historias para construir una comprensión holística y centrada en las personas sobre los fenómenos del cambio climático.
El relato es una parte importante del proyecto, ya que es una forma de conectar con experiencias personales. Como argumentan los Wanderers, “abordar la crisis climática no es tanto una cuestión de consciencia o de conocimiento sino una cuestión de ser interpelados emocionalmente, conmovidos, inspirados por otros y por el desarrollo colectivo de la perspectiva de una buena vida para todos”. Usar las historias y experiencias de quienes ya están actuando es una manera de llegar a la mayor cantidad de personas posible, incluidas aquellas que “han tenido el privilegio de no tener que preocuparse por la crisis ecológica”.
La crisis climática no solo afecta al medio ambiente y, para los Wanderers, “luchar por la justicia climática significa, ante todo, reconocer que la crisis climática es tanto una crisis social como ecológica y que no puede haber justicia ambiental sin justicia social”. No solo necesitamos soluciones técnicas o reformas económicas, las soluciones deben abordar las desigualdades que agravan los efectos del cambio climático. Como dicen los Wanderers, aunque el sur global sufre de manera desproporcionada el cambio climático, “esta injusticia no se limita a las relaciones Norte-Sur en un contexto global, sino que también se pueden encontrar dentro de Europa”.
La Climate Walk quiere investigar las formas en que “las personas sufren de manera desproporcionada la degradación medioambiental y la marginalización social” en el contexto europeo. Y caminar, un modo de transporte posible para casi todo el mundo, es una manera de reducir la velocidad y pensar en nuestro impacto en el mundo.
AcciónAtlas: Puedes donar aquí al proyecto Climate Walk, o puedes apoyar su proyecto participando en los talleres, ayudando con las traducciones o incluso ofreciendo un lugar para dormir. También puedes unirte a la ruta, ya sea durante una hora o varias semanas. Suscríbete a su boletín para saber más y síguelos en Facebook, Twitter e Instagram.
Nota editorial: La investigación y el apoyo a la edición de este artículo han ido a cargo de Bianca Fiore.
Responsable del proyecto
Anna Schreinlechner (coordinadora del proyecto de Arte-Multimedia) y Martin Thalhammer (coordinador del proyecto de Investigación)
Colaboradores
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